viernes, 15 de marzo de 2013

De colores

Había una vez una gata... pero no me refiero a una gata cualquiera. De hecho, siendo sinceros, no existen las gatas ni los gatos cualquiera. En fin, el caso de esta minina es especial, pues tenía un don. Cuando miraba fija y directamente a la gente, ésta se teñía de su color verdadero.

Diana y su gata: Cassandra


Obviamente a la gente no le gustó verse completamente amarilla, el color de la infidelidad; gris, el de los ladrones;  lila, el de los hipócritas y mentirosos, o roja, el de los enamorados. Así que la presencia de la atigrada felina (parte de un espectáculo circense ambulante) causó gran alboroto en un pequeño poblado checoslovaco.

Esa es parte de la historia que se cuenta en "Az prijde kocour" (cinta también conocida como "The Cassandra Cat", "The Cat Who Wore Sunglasses" o "El Gato de Cassandra"). De 1963, esta película nos hace reflexionar sobre el color de nuestras emociones y nuestro interés por ocultarlas.

Para pintarnos de colores, ¿qué tal si nos asomamos y vemos los ojos de Cassandra?


1 comentario:

  1. No vi nada de Coco, ¿O es el mismo que Cochon?

    ResponderEliminar